La sombra de la controversia se cierne sobre Morena Hidalgo mientras se acercan las elecciones del 2 de junio, y el líder del partido, Marco Rico, se encuentra en medio de un impasse político que amenaza con convertirse en un lastre para la organización en este crucial momento.
Más allá de la proliferación de noticias falsas, el panorama en Morena Hidalgo muestra un desorden estructural y de liderazgo tan profundo que incluso las negativas de Marco Rico a las listas de aspirantes a las presidencias municipales que circulan en las redes sociales parecen ser poco más que un intento de contener el daño. Este desencuentro representa un desafío para la unidad y la credibilidad del partido, especialmente en un contexto donde se proyecta la imagen de la 4T como un movimiento cohesivo y eficaz.
El análisis de este panorama revela que las discordias y la desorganización en Morena Hidalgo no serían tan pronunciadas si no fuera por las contradicciones en los métodos de selección de candidatos. Este caos ha generado una creciente desconfianza en las bases y los cuadros políticos, afectando tanto la operatividad del partido como la percepción pública de su liderazgo.
El dilema que enfrenta la cúpula de Morena Hidalgo va más allá de cuestiones operativas; se trata ahora del desgaste y la pérdida de credibilidad entre las bases y los cuadros políticos. Este clima enrarecido ha intensificado las tensiones previas a la nominación de candidatos, exacerbando los conflictos internos y poniendo en entredicho la estabilidad del partido.