En los idílicos confines de los municipios de\n Tepeapulco, Apan y Cuautepec de Hinojosa, en el hermoso estado de Hidalgo,\n emerge un tesoro ecológico que ha capturado la atención del mundo: la Laguna de\n Tecocomulco.
Este paradisíaco rincón, inscrito en la lista\n Ramsar el 7 de noviembre de 2003 con el\xa0;\n número 1322, se erige como un santuario de biodiversidad que alberga una\n rica variedad de hábitats y una impresionante colección de especies, algunas de\n ellas luchando contra la amenaza de la extinción.
Con una extensión de 1,769 hectáreas, la\n Laguna de Tecocomulco se ha ganado su lugar como un custodio vital para la\n recarga de acuíferos en la región. Pero su importancia va más allá de su\n función reguladora, ya que se erige como un bastión para la conservación de\n especies en peligro de extinción, como el ajolote, el pato real y la rana.
Además, otras especies, como el pato mexicano,\n el pato golondrino y el pato boludo, encuentran refugio en este ecosistema,\n beneficiándose del estatus de protección que les brinda este santuario natural.
La Laguna de Tecocomulco no solo es un\n escenario de biodiversidad, sino también un teatro de vida. Es un punto crucial\n para la nidificación, reproducción y paso de una gran cantidad de aves\n acuáticas y terrestres. Más de una decena de aves migratorias, provenientes del\n norte de México, Estados Unidos y Canadá, eligen este lugar como su hogar\n temporal, creando un espectáculo único que fusiona la naturaleza de tres países\n en un solo rincón de Hidalgo.
Este oasis ecológico se convierte así en un\n faro de esperanza para la conservación y el respeto hacia nuestro entorno. La\n Laguna de Tecocomulco nos recuerda la importancia de preservar estos tesoros\n naturales, no solo por su belleza intrínseca, sino por el papel fundamental que\n desempeñan en la protección de nuestra biodiversidad global.