Así la ha visualizados desde pequeña. Cambiando. Innovando.\n Moviendo conciencias.
Originaria del Estado de México, pero con raíces profundas\n en Hidalgo, es maestra jubilada, descendiente de una familia que de siempre se\n dedicó al campo. Tíos, abuelos, amantes de la tierra, de su cuidado, y con gran\n sentido de pertenencia.
Eugenia Gómez Copca es la presidenta del comisariado ejidal\n de Santiago Tlapacoya. Primera mujer en ocupar éste encargo, desde la fundación\n del ejido hace 100 años.\xa0; \xa0;
“Ser maestra me ha dado la oportunidad de relacionarme con\n diferentes sectores. Y de mi familia y de mi profesión también heredé el espíritu\n de servicio. Es parte de mi convicción. \xa0;Los\n ejidatarios me brindaron la confianza y me dieron la oportunidad de\n representarlos, junto con un equipo de trabajo que ha dejado familia y asuntos\n personales, por brindar el servicio. Estamos muy orgullosos de lo logrado. Y de\n habernos desempeñado siempre con gran transparencia y honestidad”.
Muchos han sido los avances.
Se depuró el padrón de ejidatarios. Y se les brindó certeza\n jurídica a través de la elaboración de un testamento, ante el Registro Agrario Nacional\n que dio fe de sus sucesores.
“Poseemos un banco de materiales pétreos que en su momento\n tuvieron permisos, pero que se descuidó. Ahora estamos haciendo la\n regularización de todo, zona de amortiguamiento, seguridad de los trabajadores,\n protección civil, medio ambiente.\xa0;
“Optimizamos recursos. La bonificación que se les da a los\n compañeros ha aumentado. Y eso es muy importante para ellos sobre todo porque\n lo invierten en salud”.
El ejido también ofrece apoyo médico a quien lo necesite
“Hemos logrado hacer un poco de comunidad. El ejido no puede\n estar peleado con la sociedad. Trabajamos para vincular ambas partes.\n Ejidatarios o no, los beneficios son para todos”.
El ejido también ha trabajado para reforestar dos hectáreas con\n árboles cipreses, capulino, y cedro blanco.
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Más de 3 mil 400 árboles\n fueron plantados en\xa0;el cerro de El\n Tecolote
“Es un beneficio para todos. Más adelante queremos hacer ahí\n un corredor. Estará al cuidado del ejido, pero será de beneficio común”
Eugenia Gómez se siente feliz.\xa0; Afirma que aún hay muchos proyectos que quiere\n lograr.
“Amo profundamente estas tierras.\xa0; Recuerdo cuando se cultivaban frijol, haba,\n cebada. Mi familia cuido mucho de sus parcelas y eso se heredó de generación en\n generación”.
Gracias a eso ella misma heredó una parcela en 1996,\n convirtiéndose en ejidataria desde entonces.
“Desde entonces participo mes con mes en las asambleas. He\n sido constante. Soy afortunada en formar parte de este grupo de 300\n ejidatarios, hombres y mujeres que me han arropado”.
Casada, madres de dos hijos, aún le sobrevive un tío de 92\n años, que cada vez que puede le recuerda que a la tierra hay que cuidarla,\n porque de ella se obtiene todo.
“Tlapacoya es de familias de tlachiqueros. Hombres y mujeres\n que vivieron de los beneficios del maguey, como el pulque y todos sus\n derivados. Recuerdo que mis abuelos incluso, tenían un tinacal.
“Y es justamente la vida del campo la que me ha llevado a\n esta etapa”.
Hoy la presidenta del comisariado lucha por impulsar la\n revolución de conciencias. Dejar a un lado la costumbre y el confort, para dar\n paso a otras opciones que sean de beneficio para los ejidatarios.
“Si ya no funciona el monocultivo, si no hay apoyos, y si no\n hay agua, debemos encontrar la forma de aprovechar esos espacios para hacerlos\n productivos.\xa0; Hemos buscados diferentes\n oportunidades, hablado con las autoridades, generado anteproyectos. Nos hemos\n capacitado y vamos avanzando, porque administrativamente hay protocolos y\n tiempos.
Hasta ahora lo ha logrado. Sabe que mover conciencias\n requiere constancia y paciencia, no todos aceptan el cambio, pero es necesario\n transformar para vivir.
“A veces hay resistencia, pero vamos demostrando que se\n pueden hacer las cosas. Estamos regularizando y obteniendo resultados. Y si los\n resultados no son inmediatos, seguramente los verán nuestras futuras\n generaciones”.