Al revisar las declaraciones fiscales y patrimoniales del ex gobernador y ahora candidato de “Fuerza y corazón por Hidalgo” a diputación federal por el distrito con sede en Pachuca, Francisco Olvera Ruíz, correspondientes a los años 2014, 2015 y 2016, salta a la vista un cuadro financiero que parece más bien digno de una vida ascética que de un político de alto rango. El ahora candidato a diputado federal presenta un perfil económico que contrasta dramáticamente con la opulencia que se le ha atribuido en múltiples ocasiones. Por tales declaraciones, se cree que se trata de un intento de emular la pobreza franciscana o de una estrategia para ocultar una riqueza mal habida.
Las declaraciones patrimoniales de Paco Olvera indican que ni él ni su familia poseen propiedades. No hay casas, departamentos ni vehículos registrados a su nombre, ni siquiera una modesta vivienda de interés social del INFONAVIT.\xa0;
En 2014, Olvera declaró ingresos anuales de 777,849 pesos, lo que equivale a un salario mensual de 64,820 pesos. En 2015, su salario anual ascendió a 1,425,701 pesos, incrementándose a 118,808 pesos mensuales. Finalmente, en 2016, sus ingresos anuales fueron de 1,501,931 pesos, con un salario mensual de 125,160 pesos. Sumando los ingresos de estos tres años, se obtiene un total de 3,705,481 pesos.
En sus declaraciones de 2014 y 2015, Olvera reportó tres inversiones con un valor total de 831,868 pesos cada año. Lo peculiar es que en un año completo, estas inversiones no generaron ninguna ganancia. ¿En qué tipo de inversión podría estar el dinero que no produce rendimientos? Este estancamiento financiero levanta serias dudas sobre la veracidad y la transparencia de sus informes.
Más preocupante aún es la ausencia de información sobre los años 2011, 2012 y 2013, los primeros de su administración. La ley exige que los servidores públicos presenten sus declaraciones patrimoniales anuales, y la omisión de estos documentos podría haber resultado en la inhabilitación de su cargo. Esta falta de transparencia invita a cuestionar qué tenía Olvera que ocultar durante esos años cruciales de su gestión.
En el ámbito político, el ex funcionario Pablo Pérez, actualmente preso por corrupción en el penal de Pachuca, ha señalado que Olvera acumuló una fortuna superior a los dos mil millones de pesos. Comparado con los ingresos declarados de poco más de tres millones 700 mil pesos en sus últimos tres años como gobernador, esta cifra sugiere un desfase notable. Pérez podría convertirse en el Pepe Grillo de Olvera, desafiándolo a que explique cómo puede cuadrar su vida de lujos y derroches con los modestos ingresos que reporta oficialmente.
Ante las próximas elecciones del 2 de junio, Olvera Ruiz enfrenta la presión moral de aclarar su situación financiera ante los votantes del Distrito VI de Pachuca. Transparentar sus declaraciones patrimoniales sería un acto de ética y honestidad política necesario para ganar la confianza ciudadana. Si no lo hace, las sospechas sobre sus verdaderas intenciones podrían aumentar, fortaleciendo la percepción de que busca el fuero legislativo para evadir la justicia.\n