En un amanecer marcado por el fuego y la tragedia, un incendio desatado en una toma clandestina del poliducto Tula-Azcapotzalco ha cobrado la vida de una persona, además de dejar un vehículo completamente calcinado. La rápida intervención de la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), bomberos del estado de Hidalgo, policía municipal y estatal, así como Protección Civil y Petróleos Mexicanos (PEMEX), fue fundamental para controlar las llamas y evitar una catástrofe mayor.
El incidente, que destapó una vez más la problemática de las tomas clandestinas y el robo de combustible en la región, se registró en las primeras horas de la mañana, alertando de inmediato a las autoridades y cuerpos de emergencia. Gracias a su pronta reacción, se logró sofocar el incendio, pero el hallazgo posterior de un cuerpo y un vehículo calcinado subrayó la peligrosidad inherente a estas actividades ilícitas.
Las investigaciones preliminares apuntan a que la víctima fatal probablemente estaba manipulando la toma clandestina al momento del siniestro. Este hecho no solo subraya los riesgos extremos a los que se exponen aquellos involucrados en el robo de hidrocarburos sino que también pone de manifiesto las repercusiones mortales que pueden tener estas acciones no solo para los directamente involucrados sino también para las comunidades cercanas.
En respuesta a la emergencia, las autoridades establecieron un perímetro de seguridad alrededor del sitio del incendio, trabajando incansablemente para asegurar que los residentes de las áreas circundantes permanecieran a salvo. La colaboración interinstitucional fue clave para manejar la situación con eficacia y prevenir daños adicionales a la población y al medio ambiente.
La Secretaría de Gobierno, en un comunicado emitido tras el incidente, hizo un llamado a la población para que utilice el número 9.1.1 para reportar cualquier caso de urgencia. Asimismo, recordó a los ciudadanos la importancia de denunciar de manera anónima actividades ilícitas como las tomas clandestinas a través del número 0.8.9, subrayando que la seguridad individual y colectiva es una responsabilidad compartida.
La pérdida de una vida en circunstancias tan lamentables enfatiza la urgencia de combatir este delito, que no solo pone en riesgo a los individuos directamente involucrados sino que también amenaza la seguridad y el bienestar de comunidades enteras.