Justin Trudeau, quien asumió el cargo de primer ministro en 2015, anunció su dimisión como líder del gobierno canadiense y del Partido Liberal. Esta decisión llega en un momento crítico para la agrupación política, que enfrenta una caída en las encuestas y divisiones internas.
La renuncia ocurre tras una serie de contratiempos, incluidas derrotas en elecciones parciales recientes y críticas de algunos legisladores liberales hacia su liderazgo. Las tensiones internas aumentaron con la salida de Chrystia Freeland como ministra de Finanzas en diciembre. Freeland, pieza clave en las negociaciones del T-MEC con la administración de Donald Trump, criticó públicamente a Trudeau por priorizar “trucos políticos” sobre estrategias responsables para manejar las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Durante su mandato, Trudeau impulsó una agenda progresista que incluyó la defensa de los derechos de las mujeres y políticas contra el cambio climático. Sin embargo, los desafíos económicos y las políticas impopulares erosionaron el apoyo tanto dentro como fuera de su partido.
La relación con Donald Trump marcó uno de los capítulos más difíciles de su gobierno. La política de nacionalismo económico del expresidente estadounidense y sus amenazas de aranceles afectaron a Canadá, aumentando la presión sobre el gobierno de Trudeau.
A pesar de su dimisión, Trudeau continuará en el cargo hasta que el Partido Liberal elija a su sucesor, quien asumirá como nuevo primer ministro. Este cambio representa un momento de inflexión para la política canadiense, dejando al Partido Liberal con la tarea de recuperar la confianza del electorado.
