Este 8 de marzo, mientras el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, es crucial entender que esta fecha trasciende la mera celebración. Es un día de profunda reflexión y acción, destinado a recordar la valiente lucha de las mujeres a lo largo de la historia y a destacar las batallas que aún están por ganar en la búsqueda de igualdad y justicia.
Los colectivos feministas y activistas hacen un llamado a la sociedad a reconsiderar la forma en que se aborda este día. Instan a no felicitar a las mujeres como si el 8 de marzo fuera una ocasión para celebrar la feminidad en términos estereotipados de belleza, ternura o roles tradicionales. En cambio, sugieren que este día se debe dedicar a la concienciación sobre las luchas actuales de las mujeres y a la exigencia de la justicia que merecen.
La analogía es clara: felicitar a una mujer el 8 de marzo sería tan inapropiado como celebrar a los estudiantes el 2 de octubre, marcado por la matanza de Tlatelolco en México, una fecha de luto y recuerdo. Este día, entonces, es para sumarse a la lucha de las mujeres, entender sus desafíos y apoyar sus demandas por derechos y equidad.
La historia del 8 de marzo es rica y dolorosa, recordando eventos como el trágico incendio en una fábrica de Nueva York en 1911, que cobró la vida de más de 140 trabajadoras. Este suceso fue un catalizador para el movimiento en pro de los derechos laborales de las mujeres y marcó un punto de inflexión en la lucha por la igualdad de género.
Hoy, el Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de que, a pesar de los avances, aún enfrentamos una realidad donde las desigualdades y la violencia contra las mujeres persisten. Desde la discriminación y el acoso hasta las agresiones sexuales y la violencia feminicida, los retos son inmensos y requieren de una acción colectiva y decidida.
Los colectivos feministas resaltan que, en lugar de regalos y felicitaciones, este 8 de marzo debería ser un día para difundir los derechos humanos de las mujeres, cuestionar las estructuras de poder y apoyar los movimientos de mujeres y feministas. Es un llamado a la reflexión y la acción, a reconocer los logros, los retrocesos y los desafíos que enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de la vida.